
Después del sueño, cuando nuestra mente comienza a abrirse de nuevo a la realidad, vuelven todos aquellos fantasmas que descansaban en un rincón.
Igual que fueron apartándose a medida que nuestra existencia cotidiana iba entrando en el oscuro túnel, vuelven a acercarse, clandestinos, silenciosos, discretos... quizá con la intención y la esperanza de que su ausencia no haya sido notada.
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