domingo, 12 de abril de 2009

Fin


Creo que mi vida como esclava, incluso como sumisa, está llegando a su fin.

Está agonizando sin que pueda hacer nada. Nadie tiene culpa de una cosa así. Sucede y punto.

Siento una gran tristeza, sobre todo cuando miro hacia atrás, cuando los recuerdos vienen a mi mente, pero sobre todo cuando tengo la certeza de que nunca volveré a sentir con tanta intensidad lo vivido en estos últimos 5 años. Y eso duele mucho.

Sentir el vació que deja algo así… Decirte a ti misma: “Y ahora que…?”

Pues no se que pasará a partir de ahora, ni me apetece ponerme a pensarlo en este momento.

Quizá mañana lo haga, o no…

sábado, 11 de abril de 2009

Necesito...


Necesito sus manos recorriendo mi cuerpo, forjado para Usted, manos que provocan reacciones que nunca pensé llegar a sentir…






Necesito notar como mi cuerpo se transforma en un volcán a punto de estallar, como mi piel se vuelve más sensible al contacto de su piel… como mi vello se eriza al mínimo roce de sus dedos, paseándose impunemente por toda mi superficie…





Necesito sentir la locura que me invade cuando me posee, cuando entra en mí y hace que me sienta parte de su cuerpo, un solo cuerpo ocupado por una sola mente…






Necesito su mirada, esa mirada, penetrante que consigue que olvide todo cuanto esté fuera de ella, y a veces divertida, esa mirada que hace que sus ojos bailen y cambien de expresión…






Necesito su voz… a veces dura, a veces suave… pero sobre todo, esa voz plena de excitación que delata que me desea más que nada en el mundo, que siente que tiene ante Usted a su esclava.






Le necesito a Usted, mi Señor...

Una cita





Era sábado, me despertó el móvil, y tardé en reaccionar. Conteste con voz de sueño

- si?
- Buenos días persea
- Buenos días Señor, como esta?
- Bien, bien, escúchame con atención, y no pierdas detalle
- Si Señor
- Quiero que hoy a las 9 de la noche estés en una dirección que te mandaré por sms. Vistete como una autentica furcia, lo dejo a tu elección.
- Pero..
- Cállate, lo has entendido bien?
- Si Señor, le veré?
- Haz lo que te he dicho, adiós.

Cuando colgué estaba nerviosa, no sabia lo que me esperaba, me levante y comencé a prepararlo todo, busque la ropa que debía ponerme, preparé el maquillaje…


A las 6,30 me duché, me hidraté la piel y comencé a vestirme. Había elegido un vestido negro ajustado, con un gran escote y medias negras con liga de blonda.


A las 8 cogí el coche, no me había maquillado aún, lo haría al llegar. Quería estar perfecta.


Cuando llegué me dirigí directamente a la dirección que me había dicho, era una bonita casa con grandes jardines. Busque un bar cercano y entré, pedí una botella de agua y entre al baño. Me maquillé exageradamente, arreglé mi pelo y salí.


A las 9 en punto estaba llamando a la verja de la casa. Alguien me abrió sin preguntar quien era. Entré por el camino que llevaba hasta la casa, aparque delante de la puerta y salí del coche. Me temblaban las piernas, pero seguí andando y llamé.

Al momento una chica de uniforme me abrió la puerta sonriendo y me dijo:

- Buenas noches, la están esperando en el salón.

Le sonreí y la seguí hasta una gran estancia. Estaba cerrada, me abrió la puerta y me dijo:

- Pase, por favor

Al entrar ella cerró tras de mi y miré hacia delante. Había una gran chimenea encendida, la luz era tenue y me costaba trabajo distinguir lo que allí había. Poco a poco fui distinguiendo el mobiliario, las lámparas bien dispuestas sobre mesitas para dar un toque mas íntimo, también había una mesa de billar en el centro del salón.

Al fondo en un sofá había dos hombres mirándome, yo estaba parada junto a la puerta hasta que uno de ellos me dijo:

- Pasa, te estábamos esperando

Y al decir esto sonrió. En seguida vi que había alguien más sentado de espaldas a mí. Me acerqué y los tres hombres se levantaron para saludarme.
Pensé que uno de ellos sería Usted, pero no era así. Me dieron ganas de salir corriendo, pero me contuve. Uno de los hombres me cogió ligeramente de la cintura y me acompañó al sofá.

- Que quieres tomar luna?
- Un vodka por favor, dije yo casi sin voz

Mientras me daba la copa, me dijo

- Lo vamos a pasar bien, verdad persea? Tu Dueño así nos lo ha asegurado…

Le di un trago a la copa, y mirándole mientras le sonreía le dije:

- El nunca miente…

Se miraron entre si y sonrieron. Uno de ellos, el mas joven se levantó me puso de pie y metió su mano entre mis piernas sin previo aviso.

- Cierto, dijo mirándome a los ojos, es una buena perra, está mojada.
Nos va a complacer bien, muy bien.

Mientras hablaba no dejaba de acariciar mi coño, y mis piernas se abrían solas. De pronto sacó la mano y me abofeteó.

- Quien te ha dicho que te puedes mojar, puta?
- Lo siento Señor, dije yo, lo siento mucho

A lo que respondió con otro bofetón, q me hizo tambalear.

- Hemos pagado un buen precio por ti, así que espabila.

Me quitó el vestido y me dejó solo con las medias. Me dio la vuelta y sin preámbulos metió su polla dentro de mí, sujetándome para que no cayera al suelo. Mientras me follaba, agarraba mi pelo y tiraba hacia el, así me incorporaba para que otro de los hombres pudiera tocar mis tetas.

De pronto bruscamente sacó su polla y me empujo hacia el sofá, caí de rodillas en el, pero me cogió del pelo y me dio la vuelta, me abrió las piernas para que su amigo pudiera follarme mientras el metía su polla en mi boca hasta la garganta.

Así estuvieron un buen rato, mientras el tercer hombre miraba y se tocaba. Por fin el joven se corrió en mi boca y derramó toda su leche para que yo la tragara. Así lo hice y me obligó a lamer su polla hasta quedar limpia. Mientras el otro seguía dando empujones dentro de mí, hasta que saco su polla y se corrió sobre mi cara, restregándome su leche por ella.

- Ve al baño, duchate, lava bien tu boca de puta y vuelve, dijo el que aún no me había tocado.

Así lo hice, me duche, me perfumé, me maquillé de nuevo y volví a salir.

Estaban sentados como si no hubiera pasado nada allí. Tomando una copa y riendo. Cuando entré me miraron y sonrieron, mi aspecto era impecable de nuevo. El que me había ordenado ir al baño, se levantó y se acercó a mí. Inspeccionándome, pero sin tocarme, oliéndome… cogió una cuerda de un cajón y ató mis manos juntas, la paso por la columna del techo y tiró de ella, hasta que mis brazos quedaron tensos… me tapó los ojos y todo se volvió negro. No veía nada, solo les oía hablar, reír, a veces me rozaban con sus dedos…

No se el rato que estuve así, hasta que sentí en mi espalda el primer latigazo, entonces volví a la realidad, me dolió, pero fue más la sorpresa, ya que no lo esperaba, después vinieron los siguientes… 2, 3, 4…hasta 50. Entonces me quitó la venda, y poniéndose frente a mí, me abofeteo varias veces. Cuando acabó, mis lágrimas corrían por mis mejillas, no por el dolor, no por la humillación, sino porque no estaba mi Dueño junto a mí…

Así como estaba abrió mis piernas y subiéndolas una a cada lado de su cuerpo empezó a follarme, despacio, suave… Cuando llevaba un rato se acercó a mi oído y me dijo, sin dejar de clavármela:

- Mira a la puerta, puta

Levante los ojos y allí estaba mi Dueño sonriendo, orgulloso, feliz… y no se como, en ese momento me corrí como una perra… Lo había visto todo…