lunes, 9 de febrero de 2009

“La esclava”

Descanso del guerrero…

Cuando un Dominante elige y toma una esclava para educarla, moldearla a su gusto y domarla, esta sentando las bases para la creación de un vínculo más fuerte que cualquier otro.

El hará que ella se convierta en lo que El desea, para ello es necesario tiempo, dedicación, paciencia… pero si sabe llevarla por el camino elegido conseguirá grandes frutos de dicha educación y verá recompensado todo su esfuerzo y trabajo con la gran satisfacción de poseer un bien que le dará grandes alegrías y momentos de felicidad plena. Se sentirá completo como Dominante.

La posesión de la esclava, ayuda al Dominante a crecer como tal cuando este pone en práctica en ella sus controles, su educación, su entrenamiento. El evoluciona al mismo ritmo de ella, enseñándola y aprendiendo a su vez.

El Dominante debe tener claro las finalidades y características que quiere conseguir de su esclava, pues cuando esta este moldeada, será difícil cambiar ciertos hábitos, aunque nada es imposible para un buen Amo.

Una esclava siempre será lo que su Dueño desee de ella en cada momento.



Su principal finalidad es servir con fidelidad y humildad a su Dueño. Obedecerle ciegamente en todo. La fe de una esclava en su Señor debe ser siempre absoluta, sin dudas ni titubeos. Esto se consigue cuando el Dominante consigue ganarse el alma y el cuerpo de su sierva. En ese momento ella dejará de preocuparse de si misma para poner todo su empeño y su esfuerzo en el bienestar de su Señor, sabiendo que El vela por ella.
Finalidades que se pueden dar a una esclava hay tantas como Dominantes. Dependerá del gusto de cada uno. Pero como se ha dicho antes, la principal, sería “aportar la felicidad suprema” a la vida de su Señor.

Ser su puta cuando Este lo desee, y ser la mejor, porque no es una puta cualquiera, es “su puta”, y como tal debe comportarse cuando El así se lo exija, aunque no por ello dejará de ser una señora en las demás circunstancias. Debe entrenarse para procurar a su Dueño el placer infinito que le proporciona con su cuerpo. Adecuarlo a las necesidades sexuales que le sean ordenadas, sin desfallecer en la labor de procurar un sexo realmente placentero a su Señor.

Su sexo, su boca, su ano, toda ella debe estar siempre preparada para recibir a su Señor en el momento que El lo demande. A cualquier hora y en cualquier situación y lugar. Su cuerpo siempre debe ser templo de placer para su Dueño, hacerle disfrutar sin límite porque solo así ella disfrutará y será feliz.

Ella hará que su Señor se mantenga en un estado de excitación constante, para lo que utilizará todo tipo de artes sexuales y sensuales, para conseguirlo.
Será atada, inmovilizada, amordazada, encerrada, azotada… para placer de su Señor, siempre que El lo estime oportuno, bien para castigarla, humillarla, dominarla, descargar tensiones o simplemente por el placer de hacerlo.
Una buena perra llevará un collar al cuello y una correa la unirá a su Dueño, adoptará actitudes propias de dicho animal.
Comerá y beberá como una perrita si su Amo así lo desea…
Permaneceré a sus pies, lamerá sus botas y se comportará como una buena perra, rozando su cuerpo contra su Señor, encelada, caliente, pendiente de cualquier gesto o mirada para procurar satisfacción.
Dormirá a los pies de la cama de su Amo, atada, presta a cualquier deseo que se le pueda demandar a lo largo de la noche o en el despertar de Este.
Puede y debe convertirse en el bálsamo que cure las heridas del alma, en confidente de los sinsabores que agobian a su Señor, con la fidelidad propia de alguien a quien han arrancado la lengua.

Nunca, nunca, saldrá de su boca palabra alguna que su Dueño le haya confiado.

Es muda y sorda cuando se le exija y por supuesto discreta y fiel.
Su Amo la exhibirá orgulloso, ante amigos, conocidos e incluso desconocidos, en estas circunstancias ella adoptará una actitud de humildad y sumisión, aceptando todos y cada uno de los deseos, humillaciones y usos para los que su Dueño de permiso a sus invitados.

Asimismo puede ser útil como objeto decorativo en una fiesta o reunión, convertirse en un mueble que resulte práctico y funcional.
Camarera, criada, siempre al servicio de su Señor, velando por que la perfección sea la nota principal en fiestas y reuniones, dedicando todo su esfuerzo en la preparación de todos los elementos necesarios para el completo éxito de la velada.
Puede ser cedida por su Dueño, sin contraprestación, para deleite de sus amistades, o alquilada. Incluso presentada como un regalo para satisfacer por unas horas o días.
Será adornada cuando y como su Dueño desee, es común que la esclava sea marcada como muestra de propiedad. Esto puede hacerse anillándola, tatuándola, marcando su piel a fuego…



Asimismo, la esclava puede ser adiestrada y domada para comportarse como un pony, ya sea de carga o de exhibición, mostrándose los resultados de la doma a la que es sometida, adornada con bocados, riendas e incluso calzada con cascos como los de los caballos.
En definitiva la esclava debe ser para su Señor lo que este desee o necesite en cada momento de relax: bailarina, narradora de historias, su juguete, su bufón…

Para ella su Dueño es su dios, por ello su máxima en la vida es servirle como tal, adorarle, obedecerle y amarle.













1 comentario:

Anónimo dijo...

Excelente descripción de la esclava, coincido en todo. por eso pienso que la esclavitud de la mujer es la máxima expresión de la feminidad.
Petrus