Amo
Vivías atrapada en ti, buscando respuestas;
te dije: ¡dame tus
labios!,
y desde ese instante
hablaste por mi boca
y conociste el placer de la conversación.
Tu mirada vivía
enjaulada en la cercanía
de las cosas inmediatas;
te dije: ¡dame tus ojos!
y desde ese instante yo
miré por ti,
y supiste del placer del
horizonte.
Tus manos conocían de caminos
trillados;
Te dije: ¡dame tus
manos!
Y desde ese instante
empezaste
A sentir por ti
misma.
Al concederme tu piel,
comenzaste a conocer el
placer de la entrega
y la sumisión.
Comencé a tallar el jade
para convertirlo en gema...
Luego vino el alma,
y me convertí en el
alfarero de tus sueños.
Siempre
vuestro, me dijiste...
Piedras y Letras
Ricardo López (Mujeres, Muxeres. Antología Poética 2003-2008)
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