Con este gesto el Dominante calibra la capacidad para el placer que posee la boca de su perra.
Comprueba sus dientes y su lengua, así como su íntima humedad, lo que ayudará a hacer más placentero su uso.
Hay que comprobar que la boca tiene suficiente capacidad para albergar el regalo que se le va a hacer a la perra para que lo lama, lo saboree y le otorgue un placer infinito a su Señor
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